Cantabria Infinita. Día 2. Los Colosos
Segundo día en la bitácora del avance hasta el destino elegido como "centro de operaciones". Al contrario que en el día anterior que me lancé con 3 cruces apuntados en un papel, esta noche he hecho algunos deberes y he ampliado un poco la información de las notas que uso como guía; Aunque no me importa descubrir lugares que no conozco, no me gustaría perderme y gastar tiempo porque el día apunta a ser completito. Esta vez si debo llegar a un destino y hay mucho que ver por medio.
Salgo con decisión de Pradoluengo a buena hora, y nada mas salir del pueblo, con el intrincado trazado de la carretera me reafirmo en la equivocación del día anterior por continuar cansado. Son cuatro curvas hasta Belorado, donde se puede dar por concluida la Sierra de la Demanda, pero las estoy disfrutando como si fuera novedad. Paro a desayunar en una pastelería en Briviesca, donde me atienden estupendamente. Las circunstancias me hacen optar por no adentrarme en el casco antiguo de esta localidad y con un empacho de azúcar continúo por la antigua N-I hasta el desvío con la BU-504.
Busto de Bureba aparece al fondo, precediendo a la siguiente dificultad orográfica que encuentro en mi encuentro.
El Portillo de Busto con sus 1.000 m de altitud, es el punto elegido para cruzar la barrera caliza de los montes Obarenes, que hacen las veces de división geográfica entre
la fértil comarca de La Bureba, que acabo de cruzar y hacia la que dejo volver la vista atrás desde esta atalaya
y la de Las Merindades que con esta presentación, estoy ansioso por recorrer.
Continúo, rodando paralelo al río Molinar, absorto en el cambio de paisaje, en cuantos milenios habrá necesitado este río para socavar el valle por el que discurro, cuando
Continúo, rodando paralelo al río Molinar, absorto en el cambio de paisaje, en cuantos milenios habrá necesitado este río para socavar el valle por el que discurro, cuando
justo en el momento en que comienza la línea continua que imposibilita el adelantamiento y la carretera se interna en el profundo desfiladero doy caza a una lata temerosa de las curvas.
Buscando el lado bueno, pienso en que de esta forma puedo planear con tiempo la parada en cualquier suerte de mirador que me encuentre.
Y ni con esas. Cual fue mi sorpresa al toparme de bruces, y casi sin esperarlo, con la Ermita de Sta. María de la Hoz, que en esta dirección queda apartada del campo de visión si vas buscando la trazada del asfalto. Ya se intuía el final del desfiladero y comenzaba a pensar en adelantar...
Sabía que existía, pero no que iba a llegar tan pronto.
Este bucólico lugar está formado por un puente medieval y por dos ermitas: una románica con advocación a Sta. María de la Hoz, y otra posterior y mas pequeña para el Cristo de los Remedios (s. XVII). De esta última paso, que lo primero que lees es un cartel pidiendo...
Subo a la románica, que me atrae más.
El lugar está pausado, sin ruido, en una paz absoluta, apenas escucho mis pasos subiendo las escalinatas de cantos rodados cuando noto una inquietante presencia a mi izquierda, ¿en la roca? sí, en la roca. Levanto la vista y encuentro al cabrón este mirándome fijamente mientras rumia. No se inmuta, por lo que estará acostumbrado a la presencia humana. Lo dejo estar y continúo a lo mío:
El lugar está pausado, sin ruido, en una paz absoluta, apenas escucho mis pasos subiendo las escalinatas de cantos rodados cuando noto una inquietante presencia a mi izquierda, ¿en la roca? sí, en la roca. Levanto la vista y encuentro al cabrón este mirándome fijamente mientras rumia. No se inmuta, por lo que estará acostumbrado a la presencia humana. Lo dejo estar y continúo a lo mío:
Construida en el siglo XIII y considerada de estilo románico tardío, presenta trazas góticas, como son las arquivoltas ojivales (lisas excepto la exterior que está decorada con diez figuras esculpidas) que conforman la portada,
que contrastan con la decoración románica de los capiteles, con motivos vegetales, y de los arcos del soportal
Mientras que la parte de atrás de la iglesia hace las veces de cagadero de indeseables asquerosos/asquerosas..., la parte delantera, con su soportal ofrece unas bonitas vistas hacia el final del desfiladero y por tanto, siguiente destino.
Vuelvo a la moto y continúo hacia Tobera,
tras la cual se llega a la ciudad mas pequeña de España: Frías.
Ni corto ni perezoso, bueno, perezoso un poco sí porque podía haber aparcado en la entrada y subir andando; pero en su lugar lo hago en la puerta del castillo. Abonado el peaje de 1,5€ para entrar a éste en la oficina de turismo aneja, me dispongo a superar el vértigo y subir hasta la almena mas alta.
A los pies de los Montes Obarenes, encaramada en un lugar preeminente sobre la abrupta plataforma de toba conocida desde antiguo como "La Muela", y rodeada de fértiles tierras regadas por abundantes fuentes, arroyos y el caudaloso Ebro, la ciudad de Frías es una perfecta atalaya para controlar el amplio espacio del valle de Tobalina, abierto hacia el norte y regado por el río Ebro.
Sin duda se trata de uno de los castillos roquedos más espectaculares de España.
En el extremo occidental de "La Muela", sobre una prominente roca se eleva, dominando el conjunto, la torre del homenaje.
A sus pies se encuentra un patio amurallado protegido por un foso con puente levadizo. Los elementos más antiguos que se conservan del castillo, de comienzos del siglo XIII, son unas ventanas de arcos ligeramente apuntados separadas por columnas con interesantes capiteles de estilo románico.
El resto de construcciones son de los siglos XV y XVI.
En lugar de contaros el calor y penurias que paso al subir las estrechas escaleras con la ropa de moto, os apunto unos pequeños detalles de su historia entre foto y foto:
En el año 1011 el conde castellano Sancho y Urraca su mujer obtenían para sí la villa de Oña a cambio de numerosas propiedades entre las que se encontraba Frías. A finales del siglo XIII un larguísimo pleito mantuvo enfrentados durante varios años al poderoso monasterio de Oña y el concejo de la villa de Frías por un litigio sobre dominios territoriales y cuestiones de vasallaje y vecindad.
En el año 1011 el conde castellano Sancho y Urraca su mujer obtenían para sí la villa de Oña a cambio de numerosas propiedades entre las que se encontraba Frías. A finales del siglo XIII un larguísimo pleito mantuvo enfrentados durante varios años al poderoso monasterio de Oña y el concejo de la villa de Frías por un litigio sobre dominios territoriales y cuestiones de vasallaje y vecindad.
Tras la concesión a Frías del Fuero de Logroño por Alfonso VIII en 1202, la villa, convertida en polo de atracción de un importante contingente de población, se consolidó como uno de los principales centros de la Merindad de Castilla Vieja.
Poco después de conceder a Frías el título de ciudad en 1435, el rey Juan II se la donó a Pedro Fernández de Velasco, primer conde de Haro. De esta forma, a pesar de la resistencia de sus habitantes que protagonizaron una rebelión, que aún hoy es recordada, Frías pasó a formar parte de los señoríos de los Velasco. Algunos años mas tarde, en 1492, los Reyes Católicos concedieron el título de Duque de Frías a Bernardino Fernández de Velasco.
Una vez arriba del todo, las vistas son de escándalo. Por un lado sobre la localidad (una desde cada almena)
Una vez arriba del todo, las vistas son de escándalo. Por un lado sobre la localidad (una desde cada almena)
y del entorno. Así se ve el desfiladero y la ermita de antes desde la cima de la torre. Ahora coge mejor perspectiva el cortado, ¿eh?
Una vez fuera del castillo, pasearé un poco por las callejuelas del conjunto.
El castillo de los Velasco y la iglesia de San Vicente presiden este Conjunto Histórico Artístico. En torno a estas edificaciones y salvando la pendiente del cortado rocoso se apiña un caserío organizado en estrechas y empinadas calles.
El castillo de los Velasco y la iglesia de San Vicente presiden este Conjunto Histórico Artístico. En torno a estas edificaciones y salvando la pendiente del cortado rocoso se apiña un caserío organizado en estrechas y empinadas calles.
Sus casas, de adobe, entramado de madera y toba, presentan una planta estrecha y alargada y cuentan con dos o tres alturas y sótanos excavados en el suelo. En la planta superior aparece la solana. Las casas se adosan unas a otras formando estrechas calles.
Algunas construcciones aparecen colgadas sobre el cortado rocoso de La Muela. Estas casas colgadas, que conforman una bella estampa, son todo un símbolo de identidad de la ciudad.
Aunque sobre esto último, a mí personalmente no me han impresionado.
Aunque sobre esto último, a mí personalmente no me han impresionado.
Por supuesto, esta ciudad está incluida en la lista esta de "Pueblos mas bonitos de España".
Tras el paseo por la población, aún queda otro baluarte importante. El puente sobre el río Ebro, a apenas un kilómetro al norte.
Se considera que lo construyeron en época romana, aunque, y esto no me extraña tratándose del Ebro y sus crecidas, fue reconstruido varias veces durante la edad media. La vía romana que lo originó, discurre en parte de su recorrido prácticamente por el mismo que he traído hasta aquí: por Tobera y el Portillo de Busto.
Consta de 9 arcos para salvar sus 143 metros de longitud y algo más de 11 de altura sobre el nivel del agua.
Y como último dato, destacar que la torre defensiva del centro, utilizada para cobrar el pontazgo también es de añadidura medieval.
Un último vistazo a Frías desde esta posición y prosigo la ruta prevista, donde busco coger la N-629 en Trespaderne.
Durante el trayecto hacia Espinosa de los Monteros por esta vía se pasa por Medina de Pomar. Ambas monumentales las dejo para otra ocasión. Prefiero gastar el tiempo en lo que viene a continuación.
Durante el trayecto hacia Espinosa de los Monteros por esta vía se pasa por Medina de Pomar. Ambas monumentales las dejo para otra ocasión. Prefiero gastar el tiempo en lo que viene a continuación.
Nada más dejar Espinosa, bajo el ritmo y subo la visera. Los arcenes desaparecen, el bosque aprieta la carretera y comienza el espectáculo para mis sentidos.
La pendiente no es muy pronunciada, lo que me permite desentenderme un poco de la carretera, en segunda y a pocas vueltas me recreo en el entorno.
Una vaca de anuncio pastando despreocupada a la izquierda, un grupo de caballos galopando colina arriba "en libertad", vuelvo la cabeza y una rapaz sobrevuela paralela a mí unos instantes sobre el verdor extremo de la campiña en busca de algo que echarse al pico; dos potrillos beben del agua recién brotada del nacimiento de un riachuelo. ¿que mas puedo pedir? Llego extasiado a la cima, aunque esto parezca la entradilla de la casa de la pradera :)
Además, me siento afortunado por poder disfrutar todo esto en un día perfecto.
No os quiero llevar a engaño, pese a haber disfrutado muchísimo la subida, ha sido por sugestión mía con lo que me rodeaba. La espectacularidad de este puerto está del lado cántabro. El descenso en este caso.
Pese a tener peor asfalto.
Aún con la adrenalina en el cuerpo de la subida, comienzo el descenso percibiendo a cada metro que avanzo la sensación de empequeñecer más y más ante tal mole, acentuada por la caída libre que existe al lado interior de la carretera y la visión a varios kilómetros de distancia de lo que te puede esperar.
Aún con la adrenalina en el cuerpo de la subida, comienzo el descenso percibiendo a cada metro que avanzo la sensación de empequeñecer más y más ante tal mole, acentuada por la caída libre que existe al lado interior de la carretera y la visión a varios kilómetros de distancia de lo que te puede esperar.
No he viajado mucho, pero tampoco poco, para recordar haber vivido esta sensación descendiendo un puerto. Quizá algún coloso de los Pirineos. No conozco los Alpes.
Inicio mi particular descubrimiento de los nombrados Valles Pasiegos.
Al poco de comenzar el descenso, debería haber una cascada preciosa, pero solo encuentro el curso seco del arroyo ¿Peñanegra?
Este pequeño inconveniente me va a obligar a volver en otra época del año. Una pena, ¿verdad?
Existen otras más durante el descenso, vertiendo agua solamente una. Dejo Estacas de Trueba con un dulce sabor de boca en Vega de Pas, donde acaba uno y da comienzo el siguiente:
Existen otras más durante el descenso, vertiendo agua solamente una. Dejo Estacas de Trueba con un dulce sabor de boca en Vega de Pas, donde acaba uno y da comienzo el siguiente:
La Braguía con sus 720m, disfrutado este a base de gas en un asfalto impoluto. No me extraña que alguien se haya dejado unos CV por el camino y tengan que regresar en autobús.
En un mirador del descenso confirmo mis sospechas de que se está estropeando el día, el viento molesto que se ha levantado se está acompañando de una especie de neblina.
Temo que me joda las fotos.
Prosigo hacia el siguiente puerto, ya conocido de vista y oídas gracias a la vuelta a España del año pasado.
Prosigo hacia el siguiente puerto, ya conocido de vista y oídas gracias a la vuelta a España del año pasado.
El Caracol, con sus 815m, disfrutado también buscando los flancos de los neumáticos. Como imaginaba, este alto me produjo gran admiración por las duras rampas que atesora para hacerlo en bici.
Quizá si aprovecho la neblina, tampoco me estropea mucho las fotillos
Bueno, creo que al final sí. Habrá que sobreponerse al inconveniente.
Quién conozca el terreno intuirá hacia donde me dirijo. Pero para quién no lo sepa, El Caracol finaliza sus rampas en el comienzo de otro de los colosos, voy a decir que de España.
Toca Portillo de Lunada, otro de los puertos míticos de nuestra geografía para rodar en moto.
Pese a que en el nº 10 de la revista motoviajeros, en la que hablan mucho mejor que yo de este mismo puerto, recomienda hacer el recorrido al contrario de como yo lo estoy haciendo, hago caso omiso conscientemente de la recomendación y traía pensado hacer el bucle de esta forma.
Habiendo experimentado ya el descenso de Estacas de Trueba y observando esta inmensidad, puedo decir ahora que equivocada. Entiendo perfectamente la recomendación. Aunque, como excusa, puedo decir que por culpa de la neblina, me salió bien la jugada, porque no lo habría disfrutado igual y no habría conocido esa emoción.
Un lugar de parada obligada en esta subida, (o bajada) es el mirador de Covalruyo, asomado a un saliente no apto para personas con vértigo. A mí creo que se me ha quitado tras este viaje. Las vistas desde aquí son espectaculares.
De aquel mirador en la curva mas pronunciada es la primera foto de la serie.
Si bien, no es el único aliciente; mas adelante volveré a encontrarme esta iniciativa, acertada bajo mi punto de vista, de incluir unos versos del poeta Gerardo Diego sobre la zona particular donde se encuentra cada mirador:
Trascribo por si no se lee bien:
RIO MIERA ¿QUIEN TE VIO
MAS ARRIBA DE SAN ROQUE,
BRINCANDO DE LASTRA EN LASTRA
BURLANDO ALISAS Y ROBLES?
APRENDISTE DE PASTORES
Y, SEGÚN BAJAS RIENDO,
VAS ROBANDO CORAZONES.
Y TE VE MANSO DE ROCES,
DILATANDOTE EN TONELES
Y CUBAS DE SOMBRA Y BOSQUE,
UNA VEZ LUZ Y OTRA NOCHE,
DOS VECES AL DÍA MUERES
DE AZUL BELLEZA SALOBRE.
Huelga decir que el rio Miera nace en alguno de estos cortados.MAS ARRIBA DE SAN ROQUE,
BRINCANDO DE LASTRA EN LASTRA
BURLANDO ALISAS Y ROBLES?
DE PEÑAS TE DESCOLGASTE
DESGARRÁNDOTE EN GIRONES,
SIN TORCERTE LOS TOBILLOS
EN LAS QUIEBRAS DE LAS HOCES.
ALTOS CANTARES DE NIEBLASDESGARRÁNDOTE EN GIRONES,
SIN TORCERTE LOS TOBILLOS
EN LAS QUIEBRAS DE LAS HOCES.
APRENDISTE DE PASTORES
Y, SEGÚN BAJAS RIENDO,
VAS ROBANDO CORAZONES.
MOZO, TE FESTEJA LIERGANES
CON ARCO DE PUENTE NOBLE
Y TU PECHO YA SE ENSANCHA
PARA REFLEJAR HONORES.
QUIEN TE VIO ALLA, RIO MIERA,CON ARCO DE PUENTE NOBLE
Y TU PECHO YA SE ENSANCHA
PARA REFLEJAR HONORES.
Y TE VE MANSO DE ROCES,
DILATANDOTE EN TONELES
Y CUBAS DE SOMBRA Y BOSQUE,
ANTES DE AGRIETAR LOS LABIOS
CON LA SAL DEL PUNTAL NORTE,
RIO MIERA, QUIEN TE VIERA
Y TE VE, NO TE CONOCE.
EN BRAZOS DE LA MAREA,CON LA SAL DEL PUNTAL NORTE,
RIO MIERA, QUIEN TE VIERA
Y TE VE, NO TE CONOCE.
UNA VEZ LUZ Y OTRA NOCHE,
DOS VECES AL DÍA MUERES
DE AZUL BELLEZA SALOBRE.
Y hablando de cortar, este paraje no siempre fue así, sino que se trata de un producto de la mano del hombre, hablo de la gran deforestación ejercida en los bosques en tiempos históricos para conseguir carbón vegetal, fundamentalmente para abastecer los altos hornos de las Real Fábrica de Artillería de La Cavada dedicados a la fabricación de artillería.
Creo que sería una buena iniciativa la reforestación con especies autóctonas para intentar recuperar su estado inicial, aunque con esta superficie costará una millonada.
Creo que sería una buena iniciativa la reforestación con especies autóctonas para intentar recuperar su estado inicial, aunque con esta superficie costará una millonada.
Continúo que sino no llego, enseguida se llega a la cima, y comienza un descenso anodino. Aunque me repita mas que una morcilla, recomiendo al 100% hacer este puerto al contrario. La subida es espectacular, pero no se disfruta igual.
Me bajo a comer a Las Machorras que es tarde.
Me bajo a comer a Las Machorras que es tarde.
A excepción de alguna cara de los dos colosos, todos los puertos tienen un asfalto impoluto. El siguiente en la ruta es el de La Sía. De los subidos "fuerte" es el que más me he disfrutado por su sinuosidad.
Y como comenté previamente, con otro hito dando un toque literario al mirador. En este caso:
NIEBLA, NIEBLA EN LA SIA.
LA CLARA NITIDEZ DEL VALLE IDILICO,
LOS OSCUROS, CONCRETOS CAJIGALES
DE QUINTANA Y LA GANDARA,
QUEDAN ABAJO INMERSOS COMO EN SUEÑO.
EL CORAZÓN SE ENSANCHA SEGUN SUBE
LA RUTA PEDREGOSA. ESTE CAMINO,
CUANDO SOLO ERA SENDA DE PASTORES
Y GUIA DE HERRADURAS,
FUE HOLLADO POR LA PLANTA INFATIGABLE
DE MI PADRE ZAGAL. Y AHORA NO VEO
A UN LADO Y OTRO,
DETRAS, DELANTE, SINO LAS VEDIJAS
DE LA MADRASTRA, DE LA BORRADORA
QUE DISUELVE LA LUZ Y NIEGA EL CIELO.
. . . . . .
. . . .
GERARDO DIEGO
LA CLARA NITIDEZ DEL VALLE IDILICO,
LOS OSCUROS, CONCRETOS CAJIGALES
DE QUINTANA Y LA GANDARA,
QUEDAN ABAJO INMERSOS COMO EN SUEÑO.
EL CORAZÓN SE ENSANCHA SEGUN SUBE
LA RUTA PEDREGOSA. ESTE CAMINO,
CUANDO SOLO ERA SENDA DE PASTORES
Y GUIA DE HERRADURAS,
FUE HOLLADO POR LA PLANTA INFATIGABLE
DE MI PADRE ZAGAL. Y AHORA NO VEO
A UN LADO Y OTRO,
DETRAS, DELANTE, SINO LAS VEDIJAS
DE LA MADRASTRA, DE LA BORRADORA
QUE DISUELVE LA LUZ Y NIEGA EL CIELO.
. . . . . .
. . . .
GERARDO DIEGO
Al menos respetado por los pintajeros, no como este.
Siguiente parada, el mirador del Collado del Asón, acelero el cuento porque hay poco que contar, valga la rebuznancia
Siguiente parada, el mirador del Collado del Asón, acelero el cuento porque hay poco que contar, valga la rebuznancia
verde que te quiero verde, y neblina en el horizonte
y alguna vaca de anuncio por ahí a su rollo
Unos metros mas abajo, el Asón, al igual que pasara en Estacas de Trueba, me obligará a volver para ver su espléndido nacimiento.
Ahora tan seco como mi cartera.
El próximo punto de referencia es Arredondo, en el que destaca su curiosa iglesia de S. Pelayo
Aquí tenía dos itinerarios, dependiendo de la hora a la que llegara y lo cansado que estuviera. Opto por el Plan A, que ya voy pensando en llegar al hotel.
Este plan consiste en continuar por el Puerto de Alisas,
desde el que se debería poder ver algo más que el manto blanco de nubes
El tramo de ascenso ascenso me resulta muy bonito, lástima de la climatología.
Continúo dirección Norte
Continúo dirección Norte
hacia donde la carretera invita a recorrerla con esta carta de presentación
Ya voy acabando.
Me resulta curioso, como en apenas unos kilómetros pasas de la más absoluta tranquilidad, casi rozando la sensación de estar vagando solo por el mundo, a la vorágine de una gran ciudad como Santander y sus miles de latas sin respeto por el que tienen al lado...
Como he aprendido la lección de otras veces, en lugar de dejar para otro momento la visita a Peña Cabarga, voy derecho a subir sus imponentes rampas.
Me resulta curioso, como en apenas unos kilómetros pasas de la más absoluta tranquilidad, casi rozando la sensación de estar vagando solo por el mundo, a la vorágine de una gran ciudad como Santander y sus miles de latas sin respeto por el que tienen al lado...
Como he aprendido la lección de otras veces, en lugar de dejar para otro momento la visita a Peña Cabarga, voy derecho a subir sus imponentes rampas.
No quería dejar de pasar por aquí y conocer de primera mano un final de etapa como éste. Durísimo.
Lástima de vistas, espectaculares seguramente sobre la bahía de Santander.
Lástima de vistas, espectaculares seguramente sobre la bahía de Santander.
Aún con las ganas de recorrer mas destinos intactas
de aquí me retiro al anónimo hotel, y me despido con esta codiciada línea de meta, en los aledaños de Santander.
Gracias por acompañarme, y en unos días o semanas (cuando la termine), continuaremos viajando con la 3ª parte.
V'sss
V'sss
Una etapa preciosa. Las tierras altas burgalesas me parecen de las más interesantes de este país nuestro. Cantabria punto y aparte...Peña Cabarga como agarra :-)
ResponderEliminarDe diez. Saludos.
Gelu.
Si agarra si, en bici tiene su sudada. Yo diría mas, prácticamente toda la cornisa cantábrica es una pasada. Lástima que me pille tan lejos.
EliminarGracias por pasarte.
Impresionante crónica e impresionantes lugares!
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por compartirlo con los que disfrutamos igualmente con este tipo de experiencias.
Gracias a ti por leerlo, me alegro de que te guste.
EliminarUn saludo,
Mucho tengo yo pendiente ñde ese norte burgalés y mucho de eso de "pa cuando vuelva"
ResponderEliminarEsperando a mañana.
el "pa cuando vuelva" me lo conozco demasiado bien... :S
EliminarEn unos días te lo explico. Saludos
Ay amigo¡¡ esto ya me va sonando jeje
ResponderEliminarBuen repaso de PUERTOS (con mayúsculas).. Cantabria es mucho Cantabria.
Abrazotes.