Cantabria Infinita. Día 3. La civilización y algo más
Lo bueno de esto de los blogs, libros de viajes, revistas, etc. es que dispones de tanta información que para casi cualquier punto del mapa tienes infinidad de referencias. El problema sobreviene cuando dispones de un tiempo escaso. En esta situación en la que tienes que filtrar, para mí, que quiero verlo todo, es un drama. La experiencia me dice que si pretendo fotografiar tranquilamente en un día, la salida debe rondar como máximo los 300. Con todo lo que tengo en mente me salen cerca de mil, por lo que tras varias tribulaciones, esta es la propuesta que finalmente decido hacer.
Aunque esta primera parte del recorrido la haré mañana de nuevo, prefiero hacerla también hoy tranquilamente y gano algo de tiempo. Aún así, en Cabezón de la Sal, donde dejo la autovía y me adentro en las carreteras secundarias, paso de largo, cuando merece un paseo. Me adentro en el Valle de Cabuérniga.
Aunque esta primera parte del recorrido la haré mañana de nuevo, prefiero hacerla también hoy tranquilamente y gano algo de tiempo. Aún así, en Cabezón de la Sal, donde dejo la autovía y me adentro en las carreteras secundarias, paso de largo, cuando merece un paseo. Me adentro en el Valle de Cabuérniga.
Destino que ya tenía en mente mucho antes de atreverme a viajar en moto. No sé como será aquí la vida en invierno, pero esta intensidad y variedad de verdes no hace mas que alimentar la idea de mudarme a vivir aquí.
Advierto buenos consejos...
Advierto buenos consejos...
Me voy a pasar por Bárcena Mayor, que aparece en casi todas estas listas de pueblos bonitos.
Aprovecho la información del cartel informativo de la entrada y así ambos sabemos lo mismo sobre esta aldea:
Aprovecho la información del cartel informativo de la entrada y así ambos sabemos lo mismo sobre esta aldea:
En pleno corazón del Parque Natural Saja-Besaya, a la vera del río Argoza, Bárcena Mayor representa la conservación de los valores tradicionales de la Cantabria rural. Se ubica en una cuenca intramontana, sobre el antiquísimo trazado de la vía que comunicaba el valle del Saja con Castilla.
El topónimo Bárcena, de origen preindoeuropeo, viene a significar recodo de pequeña extensión en una zona llana junto al río. Su origen es estima en torno al siglo IX, bajo la dependencia del monasterio de Sta. María de Yermo. En el siglo XII estuvo supeditado al monasterio burgales de San Pedro de Cardeña, y más tarde, inmerso en el Valle de Cabuérniga, a la Casa de la Vega.
Alcanza su máximo apogeo mediado el XVIII, y entra en crisis demográfica, como tantos núcleos de La Montaña, en la segunda mitad del siglo pasado.
Su reciente recuperación viene de la mano de una floreciente actividad turística, muy ligada a los recursos naturales del entorno y a la merecida fama de su mesa. El pueblo se declara en 1979 Conjunto Histórico Artístico; [...] El tipo de casa más característico en la aldea responde al modelo de casa montañesa de hábitat rural.
Son construcciones de dos plantas, con soportal en la parte baja, donde aparecen la puerta de entrada a la cuadra, la boquera del pajar y una escalera de madera o piedra que sube hasta la vivienda. Cuando se trata de casas nobiliarias, arcos de sillería preceden al soportal. En otros casos las fachadas principales se cierran con portones de madera que están calados en la parte superior para permitir la ventilación y la iluminación del interior.
Un paseo por Bárcena Mayor ofrece al visitante la oportunidad de reconocer algunos de los valores más característicos de la cultura popular montañesa, y muchos de los rincones con más arraigado sabor rural. Amén.
Personalmente me ha defraudado un poco. A mi parecer, está todo tan bien colocadito y perfecto, que ha perdido la esencia de lo que es un pueblo para convertirse en una especie de conglomerado de restaurantes con temática común. Demasiado artificial.
Personalmente me ha defraudado un poco. A mi parecer, está todo tan bien colocadito y perfecto, que ha perdido la esencia de lo que es un pueblo para convertirse en una especie de conglomerado de restaurantes con temática común. Demasiado artificial.
Vuelvo sobre mis pasos hasta la población de Valle donde viro hacia el Oeste por la CA-182 para ascender la Collada de Carmona (611m). No pienso dejar ningún mirador, como este de la vueltuca.
Donde una vista atrás permite disfrutar por ultima vez hoy del Valle de Cabuérniga.
Pero como hay que mirar siempre hacia adelante, esta pinta tiene la subida...
O la Asomada del Ribero, en la cara opuesta,
con vistas sobre Carmona. Más auténtico incluso, bajo mi punto de vista, que Bárcena Mayor, ya que aún lo llevo fresco.
Este es San Pedro. -¡La aldea, no el santo!- observado desde el mismo mirador
Carretera interesantísima, por cierto; tanto paisajísticamente como por estado y trazado que desemboca en Puentenansa. Cruce de caminos plagado de moteros.
Yo continúo recto en mi dirección, por Rioseco, Pedreo y Obeso... -joder con los consejos, ya estamos faltando...- subiendo el Collado de Ozalba (556m).
Aunque esta última aldea si ocupa gran parte de la panorámica que se disfruta desde el área recreativa de mitad de la subida, en la que me detengo para dejar marchar a un camioncillo que me va atufando con la zorrera que emana de su tubo de escape y que no me atrevo a adelantar por falta de visibilidad.
Ya me jode rodar por un paraíso natural tragando humaco negro. Aunque no hay mal que por bien no venga. Por cierto, para los amantes de los desafíos ciclistas, esto es territorio Soplao. Y otro apunte más, en algún lugar en el interior de esa mole de roca se encuentra la famosa Cueva del Soplao, que me han contado que es espectacular.
Por lo pronto, continúo hacia los Picos de Europa, que tras unos pocos kilómetros ya se dejan ver.
Por lo pronto, continúo hacia los Picos de Europa, que tras unos pocos kilómetros ya se dejan ver.
Me voy acercando hacia el Desfiladero de La Hermida, que tengo ganas de recorrerlo de nuevo, cuando a la altura del cruce a Piñeres, veo un cartel marrón que marca el mirador de Sta Catalina. En un flash de décimas de segundo recuerdo haber leído alguna crónica en la que se visitaba tal lugar.
En otra décima de segundo estoy enfilando la empinadísima subida hacia dicho mirador.
Las vistas como veis son de escándalo, no aptas para vertiginosos.
Os juro que por ahí abajo va la carretera.
Literalmente el mirador está pendiente sobre el vacío. No es ningún efecto óptico.
Además como sorpresa añadida, en ese punto también existen los restos de un pequeño castillo de origen musulmán.
O al menos así lo rezan la variedad de cartelería
Porque restos, restos, solo se aprecia un pequeño murete, casi oculto entre la vegetación.
Tras unos minutos disfrutando del sosiego del lugar continúo hacia la costa.
Curiosamente, haciendo el desfiladero de La Hermida me vuelve a pasar lo mismo que la última vez. Voy respetando la velocidad marcada en la señalización disfrutando del estrecho cañón y no pasa más de un minuto cuando ya tengo un huelepedos pegado a mi matricula achuchando. Aunque me incordia un poco, en estas situaciones les dan un poquito por detroit porque aminoro un pelo para evitar en lo posible tener que realizar una frenada de emergencia y que se me monten detrás.
Pasado el mal trago, continúo paralelo al curso del río Deva hasta casi su desembocadura, incluso cuando la N-621 se separa de éste. Sigo buscando un lugar para fotografiar esta ría por el lado derecho sin encontrarlo, lo que me lleva a probar suerte y elegir un restaurante para comer en Pechón. Aún a riesgo de morir de asfixia, voy a probar por primera vez el cocido montañés.
Curiosamente, haciendo el desfiladero de La Hermida me vuelve a pasar lo mismo que la última vez. Voy respetando la velocidad marcada en la señalización disfrutando del estrecho cañón y no pasa más de un minuto cuando ya tengo un huelepedos pegado a mi matricula achuchando. Aunque me incordia un poco, en estas situaciones les dan un poquito por detroit porque aminoro un pelo para evitar en lo posible tener que realizar una frenada de emergencia y que se me monten detrás.
Pasado el mal trago, continúo paralelo al curso del río Deva hasta casi su desembocadura, incluso cuando la N-621 se separa de éste. Sigo buscando un lugar para fotografiar esta ría por el lado derecho sin encontrarlo, lo que me lleva a probar suerte y elegir un restaurante para comer en Pechón. Aún a riesgo de morir de asfixia, voy a probar por primera vez el cocido montañés.
El nombre del restaurante elegido no lo recuerdo, pero esta elección resulta adecuada, como bastante bien a precio normal. En la foto se pueden apreciar las vistas de su terraza.
Una vez he conseguido abrochar la chaqueta, continúo hacia el Este, aunque no he avanzado unos segundos, a la salida del pueblo me encuentro otro mirador a pie de carretera.
Tina Menor es su nombre, al igual que la ría a la que se asoma.
En este punto, estoy ante la desembocadura del río Nansa. ¡Apenas me he movido 3 kilómetros a la derecha de la del Deva!
Otra perspectiva del mismo lugar, pero esta vez al mismo nivel. Tomo la nacional que dejé para ir a San Vicente de la Barquera.
Un coche aparcado en el antiguo trazado de una curva, que hace las veces de apartadero a la altura de Santillán, tras la reforma de la antigua nacional me pone sobre la pista de que ahí hay unas bonitas vistas
No me equivocaba.
La vista panorámica sobre San Vicente de la Barquera es de manual.
Ruedo un poco por las calles que puedo, por ver un poco de esta población, ya que no tengo intención de parar a pasear por sus calles.
Llevo observando largo rato cartelitos anejos a la carretera que indican información para la vuelta ciclista a Cantabria. Me cruzo incluso con alguna moto y coches de equipos por la zona de La Hermida, pero es cuando veo un tipo montando el aparejo de una meta volante cuando me doy cuenta de que estoy merodeando por la etapa del día.
Aun así sigo moneando por la zona. Cuando saliendo de la zona del camping de La Braña, desde donde hago las dos fotos previas, me encuentro a un señor agente cortando el tráfico.
Pensaba que me iban a tener ahí parado más tiempo, pero apenas fueron 10 o 15 minutos
Le pregunto al motorista de apoyo que para donde van y me confirma que siguen el mismo itinerario que tengo pensado llevar, por lo que si no me hubieran pillado aquí, en la siguiente parada me habrían alcanzado.
Nos vamos a Comillas.
Nos vamos a Comillas.
Lo cierto es que aquí no se que hay para ver. Comillas me resulta familiar por su universidad pontificia, pero poco más.
Me voy hacia el puerto a ver si veo algo que me llame la atención. Como por ejemplo esta escultura en honor a las pescaderas de Comillas.
Como no tengo mucha información en este momento y el día se está estropeando, continúo hacia Santillana del Mar, que si lo tengo más controlado.
Me llama muchísimo la atención estas formas geológicas de las costa cántabra. Y apenas dejo Comillas cuando ya estoy de nuevo parado para una toma más.
Y otra vez lo mismo, apenas de nuevo en la moto camino de Santillana del Mar, tras unos cientos de metros entre Casasola y Liandres me llama la atención una especie de ermita en lo alto de una colina. Subo hasta ella pero no me llena el ojo para parar y continúo por un carreterín que sigue pegado a la costa.
No se donde lleva, ni hay señalización ninguna, pero lo peor que me puede pasar es que me toque volver por el mismo sitio. Me doy un homenaje despidiéndome del mar por este año hasta la próxima vez, si Dios puede.
Este carreterín pasa por detrás de Liandres y Traiserra para morir en la playa de Luaña, por lo que tal y como pensaba, me toca volver por mis pasos. Bendito problema.
De nuevo en la carretera principal, llego a la atracción turística de Santillana del Mar, donde aquí saco la reflex y me meto en el papel de turista.
Elegido pueblo mas bello de España, es el principal centro de interés histórico-artístico de Cantabria.
Su atractivo radica en la permanencia casi intacta hasta nuestros días de su estructura medieval, arquitectura religiosa y civil de los siglos XII a XVIII.
Os cuento un poco de la historia de esta villa mientras os comparto el paseo aleatorio por el callejero de Santillana del Mar a través de las fotografías
Poblada desde la prehistoria aprovechándose de un óptimo entorno, es durante la Alta Edad Media cuando se inicia el desarrollo de Santillana.
Una piadosa tradición narra que los restos de Sta. Juliana de Nicomedia (en la actual Turquía) llegaron en el siglo VIII a un lugar cerca de la pequeña Planes, que estaba situada en la ladera del cerro de Vispieres.
La pequeña ermita en la que los monjes depositaron sus reliquias se transformó enseguida en una abadía gracias al apoyo nobiliario y regio,
cuyo crecimiento habría de dar lugar a una villa que tomó el nombre del centro religioso: Santa Luliana (Santillana).
En 1045 la abadía se convierte en colegiata.
Poco después, figura como importante centro devocional en el camino costero a Santiago de Compostela
Su expansión económica y jurisdiccional es rápida y firme, gracias a numerosas donaciones y privilegios.
Este proceso culmina con la concesión del Fuero, en 1209, por Alfonso VI de Castilla, que otorgaba el señorío de la villa al abad de Sta. Juliana y convertía la villa en capital de la merindad y residencia del merino, el encargado de ejercer la autoridad civil en nombre del rey.
La conversión en capital de las Asturias supuso un crecimiento demográfico y burocrático,
que trajo consigo el asentamiento de linajes como los Barreda, Velarde, Villa, Polanco,
y sobre todo los Mendoza, uno de cuyos representantes, Iñigo López de Mendoza, recibió de manos de Juan II de Castilla el título de Marqués de Santillana,
con el que ha pasado a nuestra historia literaria.
Hoy es una próspera localidad dedicada al turismo, repleta de servicios y museos. Las horas que llevaba no me permitieron más que apenas dar un paseo por sus calles, no llevaba intención de visitar ninguno de sus museos, pero si que me hubiera gustado visitar el interior de la colegiata de Sta. Juliana. Igual en otra ocasión.
En este punto puedo dar, y doy por concluida la crónica de hoy, ya que no queda mucho más que contar. Espero que os haya entretenido unos minutos, y no se os haya hecho pesada.
Gracias por estar ahí y nos vemos en la próxima.
V'ss
En este punto puedo dar, y doy por concluida la crónica de hoy, ya que no queda mucho más que contar. Espero que os haya entretenido unos minutos, y no se os haya hecho pesada.
Gracias por estar ahí y nos vemos en la próxima.
V'ss
Muy buena cronica, eres un maquina, a seguirte de cerca.
ResponderEliminarUn saludo.
vaya ¡gracias! Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn saludo!
Estupendo recorrido:
ResponderEliminarSi te gustó en invierno es igual o más verde si cabe ... Coincido contigo en lo de Carmona.. mucho más auténtico que Barcena aunque ambos merecen la visita..
El recorrido lo conozco como si fuera el patio de mi casa.. de lo mejorcito de Cantabria.. Felicidades.
Abrazotes.
Me alegro de haber elegido bien, aunque culaquier otro itinerario estoy seguro de que me hubiera dejado igual de satisfecho.
EliminarGracias por pasarte. Un saludo,
Buena ruta, crónica y fotos.
ResponderEliminarEsta ruta la he hecho ”enlatado" pero tengo muchas ganar de hacerla en moto.
Saludos
irus.