Peña Escrita, Fuencaliente

De mi infancia almaceno con añoranza los viajes anuales a dos lugares, dispares entre sí, pero con el nexo común de mi abuela materna. En ellos íbamos toda la familia dentro de un ford fiesta, ochentero, de tres puertas. No es más el recuerdo del viaje en sí, que de la comida que hacíamos en cualquier merendero a pie de carretera para aprovechar el paseo. Uno era a Urda, a ver al Cristo, y el otro era a Fuencaliente, a llevar y recoger a mi abuela de su estancia en "los baños" de aguas termales, por lo que es o fue famosa Fuencaliente. No en vano, el pueblo debe su origen a un manantial de aguas termales que nace debajo de la Iglesia. Sobre este manantial de aguas termales se construyó una ermita y ésta dio origen a la actual población.

Por eso, siempre que utilizo la N-420 en esta dirección, llevo una medio sonrisa hasta pasada esta población. Espero que la misma que lleve a partir de ahora mi hermano pequeño, que se estrenaba en esto del mototurismo conmigo, y por sus comentarios, no parece que le disgustó la experiencia.

Pero no hemos venido a hablar de mis recuerdos, ni de balnearios, sino de pinturas rupestres. Que hay, y muchas en esta zona.

La historia contemporánea, -o del gran público, porque estoy seguro de que es imposible que en miles de años, no se hubiera dado cuenta nadie que estaban allí-, comienza en 1783, cuando el cura de Montoro, Fernando López de Cárdenas, realiza el descubrimiento y estudio de las pinturas rupestres de Peñaescrita y La Batanera, enviando incluso, un trozo de las mismas al Conde de Floridablanca para que formase parte del Gabinete de Historia Mineral que se estaba formando en Madrid.

Y estas fueron las primeras, primeras de la Península Ibérica, luego vinieron más. La profusión de este tipo de arte paleolítico es evidente en la zona. Solamente en el término de Fuencaliente existen una docena de yacimientos documentados, mas citando la web del ayuntamiento:

«Las pinturas de Peña Escrita, y las pinturas de la Chorrera de los Batanes o La Batanera, que se encuentran junto a una pequeña cascada del río Cereceda, son las más importantes por su número y por su estado de conservación, y son las que se recomienda su visita. El resto de yacimientos no están prácticamente señalizados, su localización es difícil, cuando no imposible, y algunos están en cotos de caza privados cuyos dueños impiden su visita. Además sus figuras son muy escasas en número, si se las compara con las de Peña Escrita.»

En esta ocasión solamente visitaremos las pinturas de Peña Escrita. Obvio el yacimiento de La Batanera por dos motivos, el primero es que para llegar hay que hacerlo por un camino de tierra, y no me he atrevido a meterme con acompañante; Me falta experiencia y no me da vergüenza decirlo. Y el segundo, es que cerca del yacimiento existe una cascada, o chorrera, la cual si no hay agua, tiene poco atractivo, dejándola pendiente para cuando vuelva a llover y se pueda disfrutar de ambas cosas.

El acceso a Peña Escrita y La Batanera es el mismo. Se encuentra en el kilómetro 101,6 de la N-420. Por tu seguridad, te aconsejo que lo hagas en sentido norte, es decir, dejando Fuencaliente a tu espalda, ya que el camino está en plena curva y si lo haces al contrario, debes cruzar el carril y lo veo muy peligroso.

Una vez llegas al campo de fútbol, siguiendo recto, llegarás por un camino de ripio a La Batanera, y siguiendo por la derecha, por otro medio mal asfaltado a Peña Escrita.

Hay algunos socabrones, un tramo sin asfalto y un pequeño vadeo (cuando el río lleve agua), pero se puede pasar. No tiene pérdida y el camino finaliza en un aparcamiento señalizado.

Lo primero que ves accediendo por el caminito, es

La obra de arte de una panda de ¿ignorantes; incultos; analfabetos; subnormales?, no se bien como definirlos. Me preguntaba, inocentemente, antes de llegar del motivo por el que instalarían una verja. Pues he aquí un claro ejemplo.

Luego, el contenido original, sorprende, y mucho, principalmente por el tamaño, cantidad y calidad de conservación de los elementos.

Mas o menos son de una cuarta (o palmo) de grandes.

Antes de leer el cartelito informativo, mas o menos acerté en la interpretación,

Aunque os lo trascribo antes, por si queréis leerlo:

«Aquí se conserva el primer grupo de pinturas prehistóricas que se describió en la Península Ibérica. Descubiertas por el cura de Montoro en 1783 y mundialmente conocidas gracias a la labor realizada a principios del siglo XX por el abate Henri Breuil, fueron declaradas Monumento Histórico Artístico el 25 de abril de 1924.

En estas paredes, hace más de cinco mil años, se reflejaron a sí mismos los primeros pobladores de este territorio. En parejas, o formando grupos, bien diferenciados mujeres y hombres, junto a algunos árboles. Incluso, se ha interpretado una escena de parto y varios pequeños animales, quizá perros.

Es uno de los más relevantes conjuntos artísticos prehistóricos que pueden contemplarse en Castilla-La Mancha y forma parte de la identidad histórica de estas tierras y sus actuales habitantes.

Lo que está contemplando es un legado social de aquellas primeras tribus, que reflejaron sus modos de vida a través de unos trazos de pintura roja. Así se inició el Arte, la cultura de los Humanos, en esta comarca.»

y ahora incluso me tiro a la piscina!. Me da la impresión que estamos ante el primer registro civil de Fuencaliente :) ya que se hace una especie de apuntes de las familias de la tribu. -De aquí al museo arqueológico de Londres, vamos...-

Disfrutamos un ratito más del entorno, y volvemos a Fuencaliente, para buscar algunas fotos del pueblo y completar la crónica.

Al final acabamos en la plaza del mirador tirando apenas un par de fotos en reverse angle de Peña Escrita.

Desconozco el motivo del corte de las calles que controlo, pero como no supe llegar al centro, nos retiramos antes de que el calor apriete.

y con zoom a tope.

Espero que os haya gustado, y si pasáis por aquí con tiempo, no dejéis de visitar el lugar, y dejarlo como estaba, por supuesto ;)

V'sss