el Castillo de Montizón

Era el año 2014 cuando escribí una crónica recorriendo parte de la historia y monumentos de los pueblos pertenecientes a la comarca de el Campo de Montiel. Por supuesto no estaba todo lo que atesora esta comarca. Entre las ausencias se encontraba el Castillo de Montizón. En ella indicaba que esperaba disponer de un vehículo con más aptitudes camperas para acercarme a verlo.
Han tenido que pasar 6 años para llevarlo a cabo, en los que diferentes excusas; algo de mala memoria, y otras prioridades siempre me han impedido encontrar el momento idóneo para poder visitarlo. Una vez superadas, aquí te traigo una pequeña crónica con lo acontecido.

El castillo de Montizón se encuentra junto al río Guadalén, en los alrededores de la localidad de Villamanrique. Al sureste de la provincia de Ciudad Real, ya lindando con la de Jaén y las primeras estribaciones de Sierra Morena.
En su tiempo controlaba -probablemente para eso se construyó- el importante camino que llevaba desde Montiel hasta Jaén, por el que transcurría la Vía Hercúlea o Augusta, que desde Cádiz conducía hasta la tarraconense y hasta Roma.

Unos cientos de años después, tal día como el sábado pasado, me dispuse a trazar la ruta a realizar en el GPS. Desde mi domicilio en Ciudad Real hasta este castillo. Entrando por la CM-3200, que une Torre de Juan Abad con Castellar de Santiago, me salen alrededor de 120 kilómetros con algo más de 6 discurriendo por pistas sin asfaltar. Casi la mayoría de estos 6 se corresponden con uno de los itinerarios del corredor ecoturístico «camino del Quijote», que en esta etapa conduce de forma directa al castillo de Montizón. Lo que a priori descartaría sorpresas fuera del asfalto.
Llevo a mi novia de copi, y lo último que deseo es tener un accidente en medio del campo.

El recorrido me parece atractivo, ya que nos permitirá conocer la torre de la Higuera, también perteneciente a Villamanrique, aunque mucho más cerca de la población de Torre de Juan Abad. Apenas a 2 kilómetros.

Esta torre fue construida por los cristianos en el siglo XIII, aunque posiblemente sobre los restos de un castillo árabe del siglo XI.
Se trata de una fuerte torre de base cuadrada que permite hacer de puente de comunicación, debido al inmejorable dominio visual, entre las fortalezas de la zona: Montizón y del que apenas quedan restos, castillo de Eznavejor; que por la orografía no se divisan directamente, pero en conjunto controlaban cualquier paso indevido por dicha vía.

Su fisonomía, me recuerda mucho al que visité en esta crónica del toledano Los Yébenes.
Continuamos por la estupenda pista disfrutando del paisaje. Ésta transcurre copiando fielmente el curso del cercano Arroyo de la Vega, que además lleva agua. Este agua será la que nos complique un poco la existencia al tener que vadear una continuación de charcos de invisible fondo rojizo sin posibilidad de esquivarlos. Meto primera, gas y para adelante. El piso es duro, por lo que no debería haber problema.

Mas adelante, este camino se une al «principal» que viene de Villamanrique, el de la foto, perfectamente acondicionado para el tránsito de coches de calle. A la vuelta, será el que tomaremos con algo más de 9 kilómetros hasta Villamanrique, pero que se hacen sin despeinarte a buena velocidad.

El castillo de Montizón fue construido, -como suele ser habitual-, sobre otro previo, durante el mandato del portugués don Pelayo Pérez Correa (1242-1275), Maestre de la Órden de Santiago.
Sus anchos muros están levantados sobre una formación rocosa no muy elevada, aprovechando el corte vertical que provee el margen derecho de la hoz horadada por el río Guadalén. De esta forma, el río pasa a realizar las labores de foso natural por esta vertiente.

Cuenta con cuatro cerramientos, siendo la exuberante y más identificativa torre del homenaje un castillo propiamente dicho. Siendo prácticamente imposible tomar la fortaleza al asalto, se debía recurrir al asedio.

Y de esta forma se intentaron solucinar, hasta en cuatro ocasiones, durante los siglos XIV y XV las disputas civiles entre las familias del Condestable Lucas de Iranzo y la de los Manrique. Donde ya aparece el apellido del que será el incitador de esta crónica.

Más o menos, la historia es así: En el año 1458 muere Garcilaso de la Vega senior, (tío-abuelo del poeta que pensábais, y que comparten nombre) siendo éste Comendador de Montizón.

El rey Enrique IV le entrega la encomienda a Diego Cerezo, hermano del Condestable Lucas de Iranzo, en vez de a algún heredero legítimo del fallecido.

Los Manrique se huelen el mamoneo, se mosquean y se toman la justicia por su mano. Intentan tomar el castillo mediante asedio, hasta que en 1467, a la cuarta, que va la vencida, lo consiguen.

Es en esta fecha cuando Jorge Manrique es nombrado Comendador de Montizón, y pocos años después, Trece de la Orden de Santiago. Se muda con su esposa Guiomar y escribe su obra «Castillo de amor», clara referencia a su castillo y al Guadalén.

La fortaleza nombrada
está'n los altos alcores
d'una cuesta
sobre vna peña tajada,
maçiça toda d'amores,
muy bien puesta,
y tiene dos baluartes
20 hazia el cabo c'a sentido
ell oluidar,
y cerca a las otras partes
vn río mucho crecido
qu'es membrar...

...El muro tiene d'amor
las almenas de lealtad,
la barrera
qual nunca tuuo amador,
ni menos la voluntad
de tal manera;
la puerta d'un tal desseo
que, aunqu'esté del todo entrada
y encendida,
si presupongo c'os veo,
luego la tengo cobrada
y socorrida...

En 1855 por la ley de desamortización de Madoz, el castillo fue vendido a manos privadas. Hoy en día, sigue siéndolo. Aunque por cortesía, la familia propietaria permite las visitas ciertos días al año.

Espero que os haya gustado.
Vss